Los científicos han descubierto recientemente que la sangre de más de 300 animales de todo el mundo, incluidos pandas, leones marinos y caballos, puede estar contaminada con fluorosurfactantes tóxicos (PFAS).
Estas sustancias químicas artificiales se utilizan en todas partes, desde los cosméticos hasta los utensilios de cocina antiadherentes, y se han empleado en productos industriales y de consumo de todo el mundo por sus propiedades de resistencia al agua, al aceite y al calor, pero son "sustancias químicas permanentes" que no se descomponen en el medio ambiente. [Seguir leyendo]